Lo maravilloso de hacer fotografía panorámica es que nos permite contar una historia más completa, abarcando detalles que normalmente pasarían desapercibidos en una imagen más estrecha. Nos da la oportunidad de ver el mundo como un lienzo que se despliega ante nosotros, donde cada rincón, cada matiz de luz y sombra, se encuentra perfectamente entrelazado en una sinfonía visual. Es como ser un observador privilegiado de una obra de arte que se extiende más allá de lo que los ojos pueden captar en una mirada rápida, brindándonos una nueva perspectiva, más amplia y profunda, de todo lo que nos rodea.